Justo al lado del Parador de Vilalba y en pleno casco histórico, el Mesón do Campo se ha convertido en los últimos años en uno de los restaurantes de referencia de la provincia de Lugo. La verdad, no lo conocía y fue una auténtica sorpresa. De hecho, ni sabía que existía. Era tarde y pregunté en el Parador dónde se podía comer cerca porque tampoco teníamos mucho tiempo. Es de esos sitios que nada más entrar por la puerta intuyes que pueden pasar cosas interesantes. El Mesón do Campo nació en 1979 como hamburguesería y se fue ampliando con dos pequeñas edificaciones aledañas hasta que en 2017 se hacen cargo del restaurante con una gran reforma, Elisabet y Manolo. Fue la madre de ella la que inició la aventura a finales de los 70.

El restaurante se divide en la planta baja, donde se pueden degustar tapas y raciones y el comedor en la planta de arriba. Acogedor, decorado con muy buen gusto, y que predispone para que las glándulas salivales comiencen a funcionar. Un consejo: échale un ojo a la carta y déjate guiar por Elisabet. Es un torrente de amabilidad y simpatía, sin imposturas. Se le nota que lo está disfrutando para que después disfrutes tú. La carta es corta y cambia casi cada día porque la cocina del Mesón do Campo está profundamente anclada en la tradición gallega, con una creatividad personalísima que se adapta al mercado diario. Si hay un buen producto del día, acabará en la carta.

Y atención a la bodega: 500 referencias de todo el mundo con especial atención a los vinos gallegos. No hay muchos restaurantes en Galicia con una bodega tan surtida. El precio, calcula unos 40€ por persona (dependiendo del vino, claro).

La visita merece la pena sin duda. A veces las casualidades hacen que termines donde no lo esperabas y aquel día fue uno de ellos.