A principios de los sesenta, España observaba con curiosidad toda cuanta novedad llegase desde Estados Unidos. Revistas míticas como “Reader´s Digest” y algunos documentales proyectados en verano en los cines de barrio mostraban a un grupo de atrevidos californianos surcando olas sobre una tabla de madera a orillas del Pacífico. Una ocurrencia que no pasó desapercibida para algunos jóvenes españoles, al principio en Cantabria y Euskadi, y pronto también en Galicia. La playa del Sardinero, en marzo de 1963, era testigo de la primera ola “surfeada” en España. Los comienzos del surf no fueron sencillos, y no sería hasta los ochenta y, sobre todo, los noventa, cuando España empezase a sacar provecho del enorme potencial de su costa y de sus playas, óptimas para la práctica de este deporte.
Galicia tiene todo lo que el surfista puede desear: 1.659 kilómetros de costa, 723 playas, y unas olas únicas que se levantan solemnes y amenazadoras, en el punto de encuentro entre las aguas que llegan a tierra y las rocas de tierra firme. Olas casi aseguradas durante todo el año, viento, y arenales maravillosos. Un paraíso para el amante del surf.
Federico Roldán, director de la escuela Surf Galicia Experience, da buena cuenta del tirón que despiertan las playas gallegas en aficionados de todo el mundo. No es extraño encontrar en alguna playa gallega a alguna estrella internacional que elige estas olas para afinar su entrenamiento. Y también empieza a convertirse en escena habitual la protagonizada por grupos de tres o cuatro personas aparcando su coche o su furgoneta delante de una playa gallega, con las tablas en la baca, después de haber recorrido cientos de kilómetros para llegar a Galicia en busca de la ola perfecta. Y es que el turismo “surfero”, aunque minoritario, ya es una realidad.
Deporte, naturaleza y viajes
El vigués Goñy Zubizarreta, uno de los más importantes surferos gallegos de la historia y todavía en activo, es la persona perfecta para definir en base a su propia experiencia lo que significa el surf. “Para mí es mucho más que un deporte: Es viajar con tus amigos en busca de buenas olas y de nuevas playas. Cada ola que surfeas es diferente, nunca encontrarás una ola igual que otra, y esto hace del surf una experiencia única. Apenas has salido del agua, y ya estás pensando en la próxima vez que puedas subirte a la tabla”.
Los surfistas son unos enamorados de la naturaleza, y ponen especial énfasis en el cuidado del medio ambiente. “Nos preocupa el cambio climático, que ya empezamos a notar en las marejadas. Debemos cuidar la naturaleza porque es lo más valioso que tenemos, y en las playas hemos de ser muy escrupulosos a la hora de no contaminar, reciclar y recoger la basura que generemos”, señala Zubizarreta.
Pantín Classic: El surf gallego, en lo más alto
Un campeonato de categoría mundial que surge con el empeño entusiasta de unos “locos del surf” y que, treinta y cinco años después, es un orgullo para el deporte gallego.
En 1987, cuando el surf todavía trataba de abrirse camino se crea el primer club de surf de Galicia, el Océano Surf Club. Y apenas un año más tarde, se pone en marcha la Pantín Classic. Pocos por aquel entonces pudiesen siquiera imaginar el nivel que alcanzaría la prueba. Pronto empezarían a llegar figuras sudafricanas, australianas, brasileñas… Ya en 1990 la prensa hablaba de casi cincuenta mil espectadores. Y así, no tardaron en llegar patrocinadores potentes, como Quicksilver, Red Bull o Ballantine’s. La prueba va siendo incluida en los circuitos europeos y mundiales, y ya en 1994, la agencia de noticias WNT distribuye imágenes de la Pantín Classic a más de trescientos países. Con los altibajos propios de una prueba de esta dimensión el Océano Surf Club cede la organización al Club Praia de Pantín en el año 2008. Tras veinticinco años, el Pantín Classic se ha convertido en una cita imprescindible capaz de colocar al surf gallego en el mapa del mundo.
Pero, habiendo playas mejor comunicadas y más populares, ¿por qué Pantín? La respuesta está en su orientación, ya que es la playa del litoral gallego en la que el oleaje entra de un modo más directo. Asimismo, es el arenal que aguanta olas de mayor tamaño rompiendo de un modo ordenado, olas surfeables de hasta cinco metros. El canal a la derecha de la playa permite además acceder a la zona de rompiente con rapidez. Pantín admite olas de gran tamaño, pero también olas pequeñas surfeables cuando las condiciones no son tan propicias.
Las mejores olas de Galicia
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Riazor – Orzán: Su cercanía de A Coruña la convierte en una de las más concurridas por surferos durante todo el año. En sus inmediaciones, se respira ambiente de surf, con tiendas especializadas y talleres de reparación.
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Sabón (Arteixo): Conocido en el argot como un “beach break”. También muy concurrido. Los asiduos saben que las buenas olas llegan con viento sudoeste y marea baja.
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Barrañán (Arteixo): Olas garantizadas con marea media o llena.
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Caión (Laracha): Muy popular durante el verano. Olas de gran calidad cuando se dan buenas formaciones en los bancos de arena.
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Razo (Carballo): “Beach break” expuesto al océano. Olas rápidas y consistentes con cualquier marea. Agua muy limpia.
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Malpica: Con viento oeste o sudoeste ofrece olas de gran nivel. Una playa en la que respirar el ambiente de un típico pueblo de pescadores, ya que el puerto se encuentra al lado del arenal.
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Traba (Laxe): Olas regulares y constantes. Plenas garantías de poder surfear con casi cualquier tipo de condiciones.
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Nemiña (Muxía): Situada en la desembocadura de un río, por lo que presenta muchos picos y buenos bancos de arena.
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Cabo Silleiro (Baiona): “Para mí, la mejor ola de toda Galicia”, dice el surfista profesional Eric Ribiere, partícipe del proyecto Jet Galicia, que trata de promocionar el surf en esta comunidad.
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Patos (Nigrán): Junto a Pantín, otro de los grandes epicentros del surf gallego. No es una ola muy constante, ni larga, pero cuando se dan condiciones de noroeste se trata de una ola muy del agrado de los verdaderos amantes del surf, ya que es de gran dificultad y exige de la pericia del surfero, con muy buenas secciones para entubar.
En definitiva, Galicia aprovecha el inmenso potencial de su litoral para llamar la atención de los incondicionales del surf. Es otro tipo de turismo que ya está aquí. Las olas están garantizadas
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