En el municipio de O Vicedo en Lugo encontramos la punta Socastro, popularmente conocida como Fuciño do Porco (“Hocico de cerdo” en castellano), lugar en el que un sendero de madera se abre camino de manera serpenteante entre rocas, mar y vegetación hasta llegar a un lugar privilegiado, en el que se encuentra una baliza marítima y el mirador, ofreciendo una panorámica inolvidable de la ría de Viveiro y la costa lucense.

Un sendero de película cuyo color amarillento nos puede recordar al camino de Oz y cuya estampa parece sacada de un reino fantástico, curiosamente lo que hoy se conoce como una de las rutas gallegas de senderismo más populares, lo cierto es que en su origen dista mucho de ser un recorrido idílico. Para los marineros que navegaban por la zona y que le concederían tal apodo debido a la forma que la silueta rocosa tenía vista desde el mar, era un camino largo e incluso peligroso al trabajo. En la actualidad, partiendo de la playa de Abrela y llegando finalmente a la Punta Socastro, esta atracción turística permite disfrutar de un camino de no más de 4 kilómetros (1’ 30’’ de duración ida y vuelta aprox.) en el que a medida que se avanza se puede divisar lugares de interés como es la Enseada da Pereira, Isla Gabeira, Punta Lodelas, Coelleira, la Insua, Enseada da Pereira, Faro Roncadoiro, Estaca de Bares, diversas playas y bosques, entre un largo etcétera. Una vez arriba, estaremos sobre un acantilado extraordinario en el que apreciar la inmensidad del Mar Cantábrico.

Además, tras terminar dicha ruta, las oportunidades que ofrece la zona permiten continuar con la excursión, bien bajando hasta las playas con merenderos como la Playa de la Abraguela, de Alegría o da Pereira, en las que poder y reponer fuerzas visitando los chiringuitos que las rodean. Otra opción es desplazarse hasta O Vicedo o pueblos cercanos como O Barqueiro o Mañón, donde se encuentra el Faro de Estacas de Bares.

Si con todo estás pensando en cuándo iniciarte en esta aventura o prefieres barajar entre otros medios de transporte, una opción más relajante es reservar plaza en uno de los barcos turísticos que bordean el Fuciño do Porco y que organizan las compañías marítimas desde el propio Puerto de Viveiro.